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Equidad en el voto

23 de Octubre 2012

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Autor: Grupo Legislativo PAN

Por: Carolina Garza de López


"No es que la mujer trabaje más ni mejor que el hombre, lo que ocurre es que ella le da al trabajo un sentido femenino, más personal y más humano".

Carlos Goñi Zubieta


Es imposible en poco espacio hacer un reconocimiento a todas y cada una de las decenas de mujeres mexicanas que a lo largo de 59 años han abierto camino y dejado huella en la política de nuestro País.
Pero lo que sí podemos hacer es un poco de historia para recordar, por ejemplo, que no todo en el pasado fue negativo.
De hecho nuestros más ilustres antepasados tenían a la mujer en un puesto bastante considerable.
Los poetas griegos Homero y Herodio dan testimonio de que en su tiempo (siglo VIII a de C.) era natural que las mujeres tuvieran un puesto importante.   Y Tácito relata, en sus escritos, que las mujeres compartían con los varones la responsabilidad de la tribu y sus propios bienes y se les consideraba capacitadas para reemplazar a los hombres en caso de necesidad.
La opinión de los grandes filósofos de la antigüedad es también significativa, aunque en ellos había posturas dispares en algunos puntos.  Platón tenía una opinión muy positiva del sexo femenino.  El decía que las mujeres podían ser perfectamente gobernantes del estado,  y les atribuía la misma capacidad de razonar que los hombres si recibían las mismas enseñanzas.  No así lo pensaba Aristóteles,  ya que su opinión fue mucho menos positiva,  continuando esa visión hasta la Edad Media y tiempo después.
En la mentalidad oriental de siglos anteriores a Cristo, la importancia de la mujer quedaba mal parada.  Está como excepción, el caso de Israel donde existían profetisas y jueces y algunas mujeres -como Esther, Déborah y Judith- llegaron incluso a ser consideradas como libertadoras de su pueblo.
El caso es que si nos vamos hasta principios del siglo XIX, el panorama vuelve a ser bastante desolador.  Y México no fue la excepción.   Las mujeres en ese tiempo no podían votar ni acceder a cargos públicos, ni tener propiedades, debían transferir al marido los bienes heredados, no podían hacer determinadas profesiones, en fin... pero eso no significaba que no tuvieran una influencia en la sociedad.  Ellas tenían en sus manos la trayectoria de la vida privada, con toda la trascendencia social que significa la educación de los hijos, influían decisivamente en la cultura, y tenían accesos a muchos servicios sociales y asistenciales.
Es por eso y más que uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX para nuestro País ha sido el sufragio femenino que se estableció en México el 17 de octubre de 1953 y que faculta a las mujeres mexicanas a votar y ser votadas en elecciones federales.

Nos gustaría destacar que desde que el PAN fue fundado por Manuel Gómez Morín, Acción Nacional ha sido un firme defensor de la participación de la mujer en la política.
Fue el primer partido que propuso que se les reconociera el derecho al voto. 
En la ceremonia de fundación, celebrada el día 16 de noviembre de 1939, el discurso de bienvenida a las primeras mujeres panistas decía: 
"Es una satisfacción muy grande ofrecer a las mujeres mexicanas nuestra casa.  La sala es pobre y estrecha.  No queremos confinarnos a ella.  Queremos ir a la calle, a las plazas, al ancho campo mexicano. Cuando se juega la suerte de la Nación, cuando está de por medio la subsistencia misma de los valores que dan el sentido de la vida humana, mujeres y hombres tenemos derecho a participar en la pelea.
Aquellas mujeres que quieran hacerlo en las formas normales de la actividad política, que tengan capacidad y resolución de hacerlo así serán bienvenidas a Acción Nacional que exige fortaleza, fe y desinterés.  Porque aquí no hay apetito, hay convicción, no hay prisa, hay permanencia.  Aquí no se vendrá a pedir, sino a dar.  Y en dar, y en permanecer, y en crecer, la mujer es maestra". 
Desde entonces el PAN ha dado muestra de apoyar a la mujer en el ámbito político,  así como su apoyo a la equidad de género, y prueba de ello son las numerosas mujeres que han alcanzado cargos públicos desde esa época.
Una de las primeras en lograrlo y a quien le hacemos especial homenaje el día de hoy fue doña Norma Villarreal de Zambrano quien ganó la primera alcaldía en San Pedro, Garza García, Nuevo León en 1967.
Unos años antes cuando doña Norma, mujer casada y madre de 9 hijos,  fue invitada a participar en política,  ella respondió:  "Encantada de la vida, siempre y cuando me den permiso de componer todo lo que hace falta en San Pedro".  A lo que la gente del PAN le contestó que si, pero le advirtieron "no hay dinero",  y entonces ella contestó: "No se preocupen yo me hago cargo de eso".  Y así su primer cargo fue de regidora  (sin sueldo) en la administración del Alcalde Humberto Junco.
Cuando doña Norma empezó a trabajar en San Pedro, no había recolección de basura, ni pavimento, era un pueblo polvoso, sucio, pero poco a poco el municipio fue mejorando.
Y precisamente una de las mayores aportaciones que hizo doña Norma a su municipio fue establecer el departamento de Limpieza, y conseguir agua potable, gas y alumbrado público para el pueblo de San Pedro.
Entre otras cosas construyó varias escuelas, tres parques para que los niños tuvieran donde jugar,  y durante su administración se construyeron las primeras grandes calles como Santa Bárbara y Gómez Morín.
El caso es que el gran trabajo de doña Norma Villarreal de Zambrano como el de decenas de mujeres panistas y de otros partidos que han incursionado en la política es un ejemplo de que la mujer puede, debe y tiene que continuar actuando en la vida pública.
Puede hacerlo porque tiene la capacidad intelectual y autoridad moral para enfrentarse con éxito a los problemas comunitarios, regionales y nacionales.

Debe hacerlo porque su responsabilidad como ciudadana con conciencia de sus obligaciones así lo exige.
Tiene que hacerlo porque la gravedad de la situación del país requiere más que nunca la aportación de su capacidad, de su "genio femenino" para humanizar a la sociedad.
Pero sobre todo, como dijo Carlos Goñi,  recordando siempre que las mujeres y los hombres no formamos dos grupos aislados, dos continentes separados, dos culturas contrapuestas... sino que convivimos y colaboramos en la misma realidad.
O como escribió Josefina Figueras: La mujer es sencillamente una persona, destinada a construir junto al hombre y con iguales derechos y oportunidades, una sociedad más justa, digna y equilibrada. 

Por el bien de México,  ojala que así sea.

 

 

 

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