Grupo Legislativo
Partido del Trabajo

Autor: Grupo Legislativo PT

El 10 de abril, pero de 1919, el general Emiliano Zapata Salazar cabalgó hasta la Hacienda de Chinameca para encontrarse con el coronel Jesús Guajardo, quien lo convenció de su intención de aliarse al Ejército Libertador del Sur.

Minutos antes de las dos de la tarde, montando su caballo se dirigió a la puerta de la Hacienda y entró con su escolta de diez hombres. El resto de su gente se quedó fuera, sombreándose debajo de los árboles, muy confiada y con carabinas enfundadas.

La guardia formada parecía preparada para hacerle honores. El clarín tocó tres veces la diana en su honor y justo al terminar la última diana, de la manera más alevosa, más cobarde y más villana, los soldados que presentaban armas descargaron dos veces sus fusiles a quemarropa y el general Zapata cayó muerto..."

Es el testimonio del mayor Reyes Avilés, testigo presencial del cruel asesinato de quien siempre repudió la traición y murió vilmente traicionado por un plan urdido y orquestado desde las más altas esferas del poder.

Por ello, a cien años de su asesinato, no debemos olvidar las palabras del general Emiliano Zapata:"Perdono al que roba y al que mata, pero al traidor no lo perdono".

Para quienes hemos asumido y hecho nuestros los ideales de hombres y mujeres que consagraron su vida a la construcción de un mejor México, indigna que los regímenes posteriores al movimiento armado zapatista y los recientes gobiernos neoliberales hayan traicionado los ideales revolucionarios de ¡Tierra y Libertad!

Nunca dejemos de señalar a quienes por ambición traicionan las luchas por la libertad, por la independencia, por la justicia y por la transformación de un México más igualitario, democrático, con progreso y en paz.

Tampoco dejemos de reconocer a quienes siempre han luchado por las mejores causas e ideales del pueblo mexicano y de los pueblos de América Latina y del mundo entero, en contra de todo tipo de opresión, explotación y dominación colonialista.

En la lucha por la tierra y por la libertad de Emiliano Zapata y de todos los campesinos revolucionarios radica nuestra soberanía nacional y nuestra forma de gobierno, pues va mucho más allá de la reforma agraria.

Al establecerse en el Artículo 27 de la Constitución de 1917 que la propiedad de tierras y aguas corresponde originariamente a la Nación, se reivindicó el dominio del pueblo sobre la propiedad de la tierra con base en el interés público sobre el interés privado.

El sustento del Artículo 27 es la Ley Agraria que Emiliano Zapata promulgó en octubre de 1915, gracias a su visión de justicia social para cambiar las condiciones de miseria y rezago de la población rural y urbana.

Por Zapata se reconoce personalidad jurídica de pueblos y comunidades, se determina la superficie máxima de propiedad según el clima y el tipo de tierra y, se establece la expropiación y fraccionamiento de latifundios y haciendas de terratenientes para reorganizar y explotar colectivamente tierras ejidales y comunitarias, con el fin de desarrollar la pequeña propiedad rural y fomentar la agricultura, la ganadería, la silvicultura y demás actividades económicos rurales, ideales traicionados que se reflejan en el abandono del campo y en la expulsión de miles de campesinos a Estados Unidos.

En el centenario luctuoso de Emiliano Zapata, el Grupo Legislativo del PT se manifiesta por reivindicar los ideales revolucionarios que costaron miles de vidas en la lucha por transformar a México.

Los procesos de cambio siempre han tenido costos muy altos de sangre. Mas, ahora estamos ante la posibilidad de darnos una transformación revolucionaria en forma pacífica a través del gobierno popular que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, la cuarta transformación de México es tarea de todas y de todos.

Nos corresponde hacer la tarea en Nuevo León para cumplir las demandas de nuestras comunidades campesinas y grupos indígenas para tener alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda, seguridad y desarrollo.

Reivindicar la lucha social de Emiliano Zapata implica que vigilemos se cumplan las nuevas políticas públicas y programas de gobierno federal para rescatar al campo y recuperar la autosuficiencia alimentaria, claves para mantener la soberanía nacional.

Implica que trabajemos para ayudar a solucionar los problemas del campo hasta zanjar las brechas históricas de pobreza y desigualdad, de violencia e inseguridad, de corrupción e impunidad.

Por todo ello y como dice la canción popular: "Zapata no murió en Chinameca, aún cabalga por las montañas del sur en su caballo blanco..."

¡Viva Zapata!