Grupo Legislativo
Partido del Trabajo

Autor: Grupo Legislativo PT

"Al pie del Topo Chico una noche zozobró la razón. Fue la noche de San Simeón, cuando el plomo desplazó a la dialéctica". José Antonio Contreras, reportero de El Porvenir. Monterrey.- En su edición del 19 de febrero de 1976, el periódico El Porvenir informó sobre la tragedia ocurrida en el predio San Ángel de la colonia Granja Sanitaria: cinco posesionarios muertos y más de 15 heridos por disparos de policías granaderos del Estado. Al día siguiente el saldo aumentó al fallecer uno de los heridos. El miércoles 18 de febrero, a la medianoche, los compañeros cayeron abatidos a tiros por los granaderos que mantenían cercado el predio con decenas de patrullas. Cuando una de las patrullas penetró en el predio, un grupo de colonos protestó su intromisión y los policías abrieron fuego a mansalva. Por cerca de una hora duró la balacera trágica que no se olvida. Las causas que detonaron la masacre fueron las tensiones que semanas antes habían surgido por el proyecto de Fomerrey (Fomento Metropolitano de Monterrey) para urbanizar el predio y por el conflicto entre vecinos sobre la forma como se proyectaba dicha urbanización. Los que no estaban de acuerdo veían claramente dos cosas: que los directivos de Fomerrey se manejaban de manera fraudulenta y que 'traían plan con maña'; es decir, que detrás existía toda la intención del gobierno del Estado para dividir a los colonos altamente politizados y unidos en una posición disidente. Armados con fusiles, no con palabras, los policías granaderos -en aquellos años se hacían llamar 'Protección Ciudadana'- intervinieron con el pretexto de solucionar el "conflicto interno" de los colonos y sin mediar dispararon balas contra los compañeros que protestaban con piedras. Ante la Agencia del Ministerio Público del ramo penal, el capitán Juan Urrutia Paura, quien comandó al batallón policiaco y resultó exonerado, declaró ignorar quién dio la orden de disparar y omitió reportar que los mismos policías balearan sus propias patrullas (como falsa prueba de que fueron agredidos) cuando se dieron cuenta de la tragedia que había causado. Los impactos en las camionetas fueron de armas M-1, que sólo los elementos oficiales utilizaban. Seguramente la oligarquía regiomontana vio la acción del capitán Urrutia Paura como la llave que abrió la caja de Pandora: miles de personas en son de protesta por las calles de Monterrey, sin cansancio y queriendo remover los cimientos del poder político. La movilización político social que se desató fue de gran envergadura y la historia de Nuevo León no registra nada semejante. Ese año de 1976 brotó un proceso de lucha que bautizamos como el Movimiento 18 de Febrero. Fueron más de cincuenta intensos días de marchas, mítines, paros, campamentos, tomas de plazas, secuestros de camiones, desplegados en los periódicos y cientos de miles de volantes distribuidos. José Antonio Contreras, en aquel entonces reportero de El Porvenir, cubrió la movilización y en la edición del 20 de febrero relató su asistencia a la macro marcha de más de ¡70 mil participantes! Colonos, posesionarios, estudiantes, maestros, obreros y pueblo en general, indignados pero en forma ordenada llevaron en andas a sus muertos para darles cristiana sepultura. Muy conmovido escribió: "Al pie del Topo Chico una noche zozobró la razón. Fue la noche de San Simeón, cuando el plomo desplazó a la dialéctica. Regresaron en silencio, como en silencio habían formado la enorme columna funeral más espectacular que el reportero recuerda". Por ello, a 44 años de los sangrientos hechos, una vez más se convoca a la gran marcha luctuosa este martes 18 de febrero. Partirá a las 5:30 horas de la Plaza Colegio Civil a la Explanada de los Héroes de la Gran Plaza, para recordar a los compañeros caídos en la lucha por un pedazo de tierra para vivir en una vivienda digna y donde sus familias se desarrollen con seguridad y en paz: José Ángel Nava García Canuto Cruz Galván Rubén Gutiérrez Aguilar Antonio Olivares López Antonio Franco Hernández Pablo Hernández Martínez "Por nuestros compañeros caídos, no un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha".