Gobierno del Estado de Nuevo León
Foto: H. Congreso del Estado de Nuevo León
AL MAESTRO, CON CARIÑO
15 de Mayo 2008

AL MAESTRO, CON CARIÑO

Monterrey, 15 de Mayo 2008

La docencia es el llamado a transmitir conocimientos, valores, cultura y una formación integral del ser humano, que permita a niños y jóvenes desarrollar sus capacidades y todo su potencial, al servicio de los semejantes.

¿Quién no recuerda particularmente a un maestro? Ya sea por su particular estilo de impartir las clases, por ser estricto, o buen amigo, el recuerdo de quienes estuvieron al frente en nuestras aulas perdura en nuestra memoria, trayéndonos gratificantes remembranzas de nuestra niñez, juventud y adolescencia.

"Maestro", "profesor", vocablos cuya sola mención nos transmite respeto, y un profundo culto al conocimiento, pero también, humanidad, bondad y el deseo de formar, de construir los cimientos sobre los cuales hemos de desarrollar nuestras vidas.

Los maestros no son simples impartidotes de conocimientos, no son sólo personas que hacen de una carrera un modo de vida, los maestros son símbolos de todo lo bueno y respetable que podemos ser.

Para un profesor, para un verdadero maestro, no es la retribución económica solamente su fuente de satisfacción, sino el ver coronados sus esfuerzos con la sonrisa de satisfacción y de orgullo en los labios de quienes, después de años de estudio y dedicación, visten la toga y el birrete que los distinguen como profesionistas. En las miradas determinadas, honestas y valientes de quienes, ahora hechos hombres y mujeres, fueron sus alumnos. A ellos les debemos nuestra formación, a ellos debemos hoy el poder desempeñarnos profesionalmente, el ser quien somos es en gran medida, gracias a nuestros maestros.

Los maestros son y deben ser ejemplo de rectitud, motivación y motivadores, impartidores de conocimiento y transmisores de valores, consejeros, guías, amigos, en su mirada, la rectitud de la rigidez académica debe mezclarse con la ternura del amigo, con la comprensión de quien enseña y con la esperanza de un mañana del que se saben responsables.

De la formación de un destino que les es ajeno, pero con el cual están comprometidos, son parte rectora de un destino mayor que ellos mismos, y que año escolar tras año, renuevan su compromiso con ellos mismos, con Nuevo León y con la humanidad, condensados en un pupitre, resumidos en un libro, plasmados en las tareas.

El profesor año con año aprende nombres nuevos asociados a rostros nuevos, y relacionados con calificaciones, con el compromiso de sacar adelante al alumno que se va retrasando en sus estudios, y de alentar al sobresaliente, el profesor aprende todo esto sin olvidarlo nunca, y cuando años después el destino lo reúne con un antiguo alumno que ha triunfado, su satisfacción jamás es menor a la deuda de gratitud del antiguo discípulo.

Como sociedad, tenemos un gran compromiso con esos hombres y mujeres a quienes confiamos el aprendizaje de nuestros hijos, pero como individuos, es mayor, pues a cada uno de ellos debemos lo que somos, lo que seremos y lo que podemos ser.

¡Gracias profesores! y aunque en nuestros ojos la huella de la madurez de los años haga constatar que somos hombres y mujeres hechos, en nuestros corazones, ante ustedes siempre seremos ese niño que ocupaba un pupitre en su salón de clases.

¡Gracias maestros, gracias profesores! por su esfuerzo, por sus afanes, por sus desvelos.

Gracias por su compromiso con la humanidad, resumido en cada alumno; con la mirada cuajada de gratitud y de respeto de la devoción debida a quien nos comparte sus conocimientos y experiencia, con el corazón tierno de un niño que deja en el escritorio de su maestra una manzana.

Hoy, desde crisol de las culturas y de las ideologías que conforman nuestra sociedad, desde la más alta tribuna de Nuevo León, vaya a cada maestro nuestro cariño, nuestro respeto y nuestra gratitud.

Para todos en general, ¡muchas felicidades!

Sigan adelante y que Dios los bendiga siempre.

C. JOSÉ CESÁREO GUTIÉRREZ ELIZONDO

DIPUTADO LOCAL GRUPO LEGISLATIVO DEL PAN

DISTRITO 24