Grupo Legislativo
Partido Movimiento Ciudadano

Autor: Grupo Legislativo PMC

DIPUTADO MAURO GUERRA VILLAREAL

PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA DEL

H. CONGRESO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN

PRESENTE. -

La que suscribe, Diputada Iraís Virginia Reyes de la Torre, y demás integrantes del Grupo Legislativo de Movimiento Ciudadano, Diputadas Sandra Elizabeth Pámanes Ortiz, Denisse Daniela Puente Montemayor, Tabita Ortiz Hernández, Norma Edith Benítez Rivera, María Guadalupe Guidi Kawas, María del Consuelo Gálvez Contreras; y Diputados Eduardo Gaona Domínguez, Carlos Rafael Rodríguez Gómez, Roberto Carlos Farías García y Héctor García García, con fundamento en lo establecido por los artículos 122, 122 Bis y 123 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso del Estado de Nuevo León, someto a la consideración de esta Honorable Asamblea, el siguiente Punto de Acuerdo, por el que se exhorta respetuosamente al Congreso del Estado de Nuevo León a impartir acciones afirmativas para prevenir la Violencia Política de Género, al tenor de la siguiente:

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS:

La violencia en razón de género es una realidad innegable en nuestro país. Ha sido el activismo de las agrupaciones feministas; de mujeres que han luchado incansablemente para combatir estas acciones, que se ha logrado un significativo progreso en la visibilidad de esta problemática.

Al respecto, se estima que a nivel mundial, una de cada tres mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia. A nivel nacional la cifra aumenta a un total de 6 de cada 10 mujeres, mientras que en Nuevo León, tan solo en el 2021 se registraron casi 24 mil casos de violencia en razón de género.

Estos actos de violencia contra la mujer repercuten ampliamente en el desarrollo de la sociedad y propiamente en el desarrollo de las mujeres que son víctimas de estos actos. Este problema, no es esporádico ni aislado, sino que representa una situación estructural, así como un fenómeno social y cultural arraigado en costumbres y la cultura que promueve la desigualdad entre hombres y mujeres.

La violencia en razón de género que se ejerce sobre la mujer puede tomar muchas y muy diferentes formas. La más común y fácil de identificar es la violencia física, a través de la cual, el agresor vulnera el cuerpo físico de la mujer infringiendo lesiones por el uso de la fuerza sobre la víctima.

Otras formas menos visibles de violencia son la violencia emocional y económica. La primera, corresponde a la manipulación y presión que se realiza por parte de una persona hacia una mujer con el objetivo de generar una condición emocional inestable y hasta perjudicial para la víctima. Por otro lado, la segunda corresponde a los actos de privación y control que realiza el agresor para negarle a la mujer el pleno acceso a los bienes físicos y económicos que una mujer haya adquirido o pueda adquirir como resultado de sus actividades laborales.

No obstante, las mujeres que decidimos ser parte de la vida pública de este país, a través del ejercicio de un cargo público, somos objeto de otra clase de violencia, la violencia política en razón de género. Esta se trata de toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas.

La forma más común de visibilizar estos actos de violencia surge cuando se le niega a una mujer participar en las contiendas electorales o participar plenamente en las actividades políticas de su comunidad, cuando se le conceden dolosamente candidaturas en espacios perdedores, cuando se menosprecia a una mujer en el ejercicio de su función pública basada en estereotipos de género. Por lo general, estas acciones están motivadas por la ideología machista que impera, donde erróneamente se sostiene que las actividades políticas corresponden únicamente a los hombres.

Este tipo de acciones resultan gravemente dañinas para el desarrollo de cualquier sociedad que busque ser democrática. En primera instancia, se genera un menoscabo a los derechos de la mujer que pretende participar en la toma de decisiones de su comunidad; sin embargo, esta conducta trasciende a todas las mujeres, pues como grupo, carecerán de una representación efectiva.

La violencia política en razón de género se dirige principalmente a aquellas mujeres que desafían a las estructuras patriarcales que fomentan el poder del hombre por encima de la mujer, aquellas que critican las normas que limitan la igualdad entre hombres y mujeres y crean condiciones que violan nuestros derechos, así como aquellas que se atreven a señalar cuando las costumbres y tradiciones opriman el libre desarrollo de la mujer.

La complejidad de este tipo de violencia radica en que no es fácil de identificar, pues se realiza de forma muy sutil, lo que la vuelve mucho más complicada de visibilizar y sancionar. Esta violencia de género se suele disfrazar y ocultar por medio de pretextos como el ejercicio de una supuesta libertad de expresión, de que los hombres cuentan con mayor experiencia en el ámbito público, así como sostener que por ser servidores o servidoras públicas debe exisitir tolerancia a este tipo de violencia, ya que es normalizada en la política. Les doy algunos ejemplos que me ha tocado vivir o escuchar en el Congreso:

• Divulgar imágenes o información privada para difamarla o denigrarla.

• Presidencia de comisiones con más carga legislativa para hombres.

• Suponer que envían a una mujer como escudo de un hombre para los debates parlamentarios.

• Omitir u ocultar información para obstaculizar nuestro trabajo en el Congreso.

• Hacer alusiones, que si seguimos solteras es porque debatimos mucho y mejor deberíamos compartarnos diferente, en total silencio.

• Referir, como alguna vez sucedió, que las mujeres solteras votamos mal porque no tenemos hijos, cuando podemos debatir u opinar sobre cualquier tema con independencia de nuestro estatus legal o si hemos tenido la oportunidad de ser madres.

• Llamar a una diputada empleada de un hombre, negando nuestra capacidad de decidir libremente.

• O bien, minimizar nuestro trabajo como diputadas, refiriéndonos como "las niñas", como si nuestro carácter de mujer autónoma y libre fuera despreciado, negando que hacemos lo que queremos porque creemos firmemente en las causas, no porque alguién nos dá ordenes o líneas.

stos techos de cristal restringen el acceso de la mujer a la toma de decisiones de sus comunidades o menoscaban nuestro ejercicio del poder público, minimizando, ridiculizando o desacreditando nuetra participación política.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es necesario generar protocolos y reglas para asegurarnos que este Congreso sea un espacio libre de cualquier expresión de violencia política en razón de género. Así mismo, como legisladores tenemos las mismas responsabilidades, mismos derechos y mismas atribuciones por lo que debe existir una cero tolerancia a los actos u omisiones que perjudiquen la participación política que tanto nos costó, el que pudiéramos ocupar un asiento de representación fue el resultado de la lucha de tantas mujeres.

Mientras exista la violencia contra la mujer seguirán los obstáculos para alcanzar la igualdad, el desarrollo, la paz, así como el respeto de los derechos humanos de niñas, adolescentes y mujeres. Por ello debemos permear a una cultura de nuevas masculinidades, de cero tolerancia a la violencia de género en nuestro entorno laboral, familiar, social, impulsando así una cultura de Paz y de sano desarrollo de la sociedad, por lo que esto son acciones permanentes y que debemos demostrar más allá de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

No somos niñas, somos Diputadas, somos mujeres.

Es en virtud de lo aquí expuesto que someto a consideración del Pleno de este H. Congreso el siguiente:

ACUERDO:

PRIMERO.- El H. Congreso del Estado de Nuevo León emite un atento y respetuoso exhorto a la Oficialía Mayor de este poder Legislativo, para que, a la brevedad posible, se gestione un curso de capacitación en materia de identificación y prevención de actos de violencia política en razón de género.

SEGUNDO.- El H. Congreso del Estado de Nuevo León emite un atento y respetuoso exhorto a la Presidencia de la Mesa Directiva, para que se asegure que, de aquí en adelante, no se realicen actos de violencia política en razón de género durante el desarrollo de las sesiones del H. Congreso del Estado de Nuevo León.

TERCERO.- El H. Congreso del Estado de Nuevo León emite un atento y respetuoso exhorto a la Presidencia de la Mesa Directiva, para que se en coordinación con el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, así como con el Tribunal Electoral del Estado de Nuevo León, genere un Protocolo de actuación para prevenir, atender y dar seguimiento a casos de violencia política en razón de género.