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GRACIAS MUJER-MADRE

7 de Marzo 2014

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Autor: Grupo Legislativo PAN

Por: Carolina Garza Guerra.


Innumerables avances de las últimas décadas han sido sin duda gracias al esfuerzo de cada mujer, de su talento, conocimientos, trabajo y dedicación. Sin embargo, hoy en el marco del Día Internacional de la Mujer queremos recordar que hace falta mucho camino por abrir. 
 La mujer debe coadyuvar con los gobiernos para incidir con su actuar empresarial y cotidiano en generar  "círculos virtuosos", generadores de empleos, de riqueza, de competitividad y de bienestar que eleve la calidad de vida de todos los habitantes del País. Impulsar acciones para generar bienestar y mejores condiciones laborales y de vida.
 Las mujeres debemos recordar que somos un equipo y una fuerza promotora de riqueza humana y valores femeninos (la capacidad fundamental humana de vivir para el otro y gracias al otro)
 Ahora bien:  Los últimos estudios revelan que las mujeres en ALC en su mayoría son empresarias por necesidad más que por vocación.
 Por trabajos iguales las mujeres ganan menos que los hombres y en AL los hombres ganan 10 por ciento más que las mujeres;  y si se compara hombres y mujeres de la misma edad y nivel de educación, la brecha de ingresos de las mujeres aumenta del 10 por ciento al 17 por ciento.
Es evidente que hoy por hoy la mujer empresaria enfrenta deficiencias y obstáculos.
Es por eso y más que en México hay una gran necesidad de políticas diferenciadas dirigidas a las mujeres.
No hay que olvidar que hombres y mujeres operamos de forma distinta, establecemos empresas diferentes, desarrollamos y administramos nuestros negocios bajo criterios y metas diferentes.
Las mujeres tienden a tener negocios más pequeños, o concentrarse en el sector de servicios.  Buscan conciliar trabajo y familia, y toman sus decisiones a partir de criterios diferentes por lo que resulta equivocado aplicar el mismo tipo de políticas públicas para impulsar los PYMES de hombres y mujeres.
Por su parte los negocios liderados por hombres se enfocan sobre todo en aspectos financieros y económicos, y tienen como parámetros evaluaciones de inversiones y rentabilidad.  En cambio las mujeres empresarias priorizan la calidad de vida sobre la rentabilidad de su empresa, sus avances son progresivos, con inversiones modestas, dado que no suelen contar con un capital importante, y recurren a sus propios recursos: conocimientos, gastos, formación educativa, inquietudes y experiencias de vida.  Y sobre todo buscan integrar la vida personal y familiar con su negocio o profesión.
Hay pocas políticas de apoyo a la familia que permitan a las mujeres, sobre todo madres de familia, contar con un empleo que les permita conciliar sus responsabilidades familiares y laborales.
La mujer empresaria en ALC está sobre todo motivada por una necesidad económica, aunada a la necesidad de contar con la flexibilidad para atender sus responsabilidades familiares vinculadas por cierto a sus VALORES FEMENINOS.
Por eso vale la pena preguntarnos: ¿Qué aporta la mujer con su trabajo?
Sensibilidad y protección hacia los más débiles y necesitados. Capacidad para formar y ayudar a crecer a las personas. 
Esto aunado a su capacidad física para dar la vida.  Esta capacidad va más allá:  maternidad espiritual.
El sentido por lo concreto.  Y por conservar tenaz sentido del futuro.

La mujer tiene una capacidad única de resistir en las adversidades, de hacer la vida todavía posible incluso en situaciones extremas.
Habilidad para las relaciones humanas y el cuidado del prójimo.
En tal perspectiva se entiende el papel insustituible de la mujer en los diversos aspectos de la vida familiar y social. 
La mujer está activamente presente e incluso con firmeza, en la familia.
La mujer sabe que en la familia los hijos aprenden a amar  en la medida en que son amados gratuitamente; aprenden el respeto a otras personas en la medida en que son respetados... Cuando faltan estas experiencias fundamentales, la sociedad sufre violencia y se vuelve, a su vez, generadora de múltiples violencias
Esto implica la importancia (urgencia) de que la mujer este presente en el mundo laboral y de la organización social, y que tengan acceso a puestos de responsabilidad que les ofrezcan la posibilidad de inspirar políticas de las naciones y de promover soluciones innovadoras para los problemas económicos sociales.
Es por eso que no se puede olvidar que la combinación de las dos actividades -la familia y el trabajo- asume, en el caso de la mujer, características diferentes a las del hombre.  Se plantea por tanto el problema de armonizar la legislación y la organización del trabajo con las exigencias de la misión de la mujer dentro de la familia.
El problema no es sólo jurídico, económico u organizativo, sino ante todo de mentalidad, cultura y respeto.
Hoy en México se necesita una justa valoración del trabajo de la mujer desarrollado en la familia...
La mujeres que deseen trabajar deben hacerlo con horarios adecuados, sin verse obligadas a elegir entre la alternativa de perjudicar su vida familiar, o de padecer estrés o tensión, que no facilita ni el equilibrio personal ni la armonía familiar.
Por lo tanto, la promoción de las mujeres dentro de la empresa o de cualquier ámbito de la sociedad tiene que se comprendida y buscada como una humanización, realizada gracias a los valores redescubiertos por las mujeres.  Toda perspectiva que pretenda proponerse como lucha de géneros sólo puede ser un peligro, destinado a acabar en situaciones de segregación y competición entre hombres y mujeres... una falsa libertad.
La relación laboral hombre-mujer no puede pretender encontrar su justa condición en una especie de contraposición desconfiada y a la defensiva.  Es necesario que la relación laboral entre hombre y mujer sea vivida en armonía y apoyo mutuo.
En conclusión:  aunque la mujer trabaja más por necesidad que por vocación, su aportación al mundo empresarial es indispensable para lograr la humanización que requiere nuestro País. 
Una sociedad en donde existe una colaboración activa entre el hombre y la mujer, es una sociedad rica, no sólo en desarrollo y progreso sino sobre todo en sabiduría humana.
En nuestro País, nos urge promover más políticas de apoyo a la familia que permitan a las mujeres, sobre todo madres de familia, contar con un empleo que les permita aportar su grano de arena a la sociedad...  y al mismo tiempo conciliar sus responsabilidades familiares y laborales.
Es necesario que las políticas públicas y programas que son responsables de los temas de desarrollo económico, se ocupen específicamente de las empresarias.
Sólo así las mujeres empresarias podrán superar la brecha de género y realizar las contribuciones que podrían hacer a la economía y al desarrollo de sus estados y País.
Cierro con las palabras que Juan Pablo II pronunció su Carta a las Mujeres publicada en 1995:

"Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.
Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.
Te doy gracias, mujer-hija y mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.
Te doy gracias, mujer-trabajadora, que participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.
Te doy gracias, mujer-consagrada, que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta 'esponsal', que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.
Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas".

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