Grupo Legislativo
Partido Acción Nacional

Autor: Grupo Legislativo PAN

Por: Miguel Lechuga.

En Nuevo León, los jóvenes de entre 18 y 29 años viven una etapa marcada por grandes transiciones: concluyen la educación media o superior, ingresan al mercado laboral, forman vínculos de pareja, enfrentan inestabilidad económica o abandono familiar, y muchos lo hacen sin una red institucional de apoyo emocional.

Aunque en años recientes se han reforzado políticas para niñas, niños, adolescentes y personas privadas de la libertad, la juventud adulta ha quedado rezagada en términos de protección específica en salud mental. Actualmente, no existe en la ley un esquema público que garantice el acceso gratuito, directo y breve a servicios psicológicos para este grupo de edad, a pesar de que es uno de los más afectados por la ansiedad, la depresión, el consumo de sustancias y el suicidio.

Los datos son claros: el suicidio es una de las principales causas de muerte entre jóvenes en México, y Nuevo León no es la excepción. La mayoría de las personas jóvenes que llegan a atenciones clínicas lo hacen cuando ya existe una tentativa o un deterioro emocional importante. En cambio, muy pocos tienen acceso a contención o acompañamiento preventivo en momentos clave de su vida.

Por ello, propusimos una iniciativa de reforma para adicionar el artículo 53 Bis a la Ley de Salud Mental para el Estado de Nuevo León, para establecer la creación del Programa Estatal de Atención Psicológica para Jóvenes, con cobertura para personas entre los 18 y 29 años de edad. Este programa permitirá que cualquier joven en situación de riesgo emocional --por ansiedad, violencia, duelo, consumo problemático, desempleo o exclusión social-- pueda acceder, sin requisitos médicos ni diagnósticos clínicos previos, a un ciclo gratuito de atención psicológica breve, con enfoque preventivo, comunitario y de reintegración social.

Se plantea que este servicio sea implementado por la Secretaría de Salud del Estado, por conducto del Instituto de Salud Mental, y que pueda operarse en centros comunitarios, unidades móviles, universidades públicas u otros espacios habilitados, priorizando municipios con mayor vulnerabilidad social o mayores tasas de intento suicida juvenil.

Esta propuesta no sustituye al sistema de salud mental existente: lo complementa, lo hace más accesible, más joven, más humano. Porque prevenir a tiempo cuesta menos que rehabilitar tarde, y escuchar a un joven a tiempo puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.